El retrato de Beatriz Paredes: colores propios, sombras ajenas

El retrato de Beatriz Paredes: colores propios, sombras ajenas

Lo que le duele de México es la inseguridad. Su prioridad radica en restablecer la tranquilidad en el país y que la gente no tenga miedo. Asegura de forma contundente que el papel de las Fuerzas Armadas se debe constreñir a lo que establece la Constitución

En los últimos tiempos hablar de mujeres en la política se ha vuelto algo normal. Claro que hay quienes siguen en negación, colocan trabas o simulan para que las mujeres no ocupen espacios de poder. Eso sí, hay mujeres que rompieron el techo de cristal mucho antes de los tiempos actuales. Beatriz Paredes Rangel es una de ellas.

Fue la primera mujer que ocupó la presidencia de la Comisión del Congreso del Estado de Tlaxcala y además diputada de donde es originaria. Ahora se dice, “es tiempo de las mujeres”, pero hace 49 años la actual senadora por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no dudó en que el tiempo de las mujeres había llegado.

Creció en dos poblaciones de Tlaxcala, San Esteban Tizatlán, una localidad prehispánica. Su familia del lado paterno es indígena. A partir de quinto de primaria se fue a vivir a Huamantla, que fue crucial para su vida.

Cuenta que cuando tenía 10 u 11 años la invitaron a una fiesta en una hacienda que era de los papás de una amiga, ahí mientras jugaban le tocó escuchar de cerca una conversación entre unos señores, en el momento en el que pasó una jovencita campesina como de 14 años. Prácticamente se dio cuenta de que estaban decidiendo cómo se la iban a repartir. “Ese día decidí de qué lado de la vida iba a estar”.

Se autodefine como una fascinada del color, pero en su vida política no todo es el huipil y los colores. Creció en el sitio en el que las alfombras de flores y aserrín tapizan las calles para la celebración de la generosidad colectiva en la noche que nadie duerme. “Aprendí mucho de Huamantla, me marcó en todos los sentidos y aprendí que parte del gozo profundo está en dar”.

Antes de dedicarse a la política quería ser compositora y asistió como oyente al Conservatorio de Xalapa. Pronto se dio cuenta que lo suyo era la política, pues siempre andaba de jefa de grupo, de representante en la escuela o participando en concursos de oratoria, uno de ellos el de EL UNIVERSAL. Pero el tema de la música nunca la ha abandonado. Escucha desde jazz, blues, sones, toda la música del Caribe hasta el bossa nova, pasando por el reggae. Baila música tropical. La música también la ha formado políticamente: “De la música es muy importante entender la armonía y entender que es esencial no desafinar en la orquesta. Me interesa que el conjunto suene armónicamente”.

A pesar de ser una política pionera en México, no escatima en reconocer que antes hubo otras que abrieron brecha. Entre las mujeres que tiene como referentes están Griselda Álvarez Ponce de León, quien fuera la primera mujer gobernadora en México. Quedó marcada por ver cómo reaccionaba el sistema político mexicano ante tal acontecimiento y el esfuerzo que tuvo que realizar Álvarez Ponce de León para sortearlo. María Lavalle Urbina, otra mujer a la que admira, fue la primera mujer presidenta del Senado.

También fue muy cercana a María de los Ángeles Moreno, primera mujer en ocupar el cargo de presidenta de la Comisión de la Cámara de Diputados y coordinadora del grupo parlamentario del PRI. Golda Meir, primera ministra de Israel en 1970, es otra de sus referentes. Se sabe la aspirante con mayor conocimiento y trayectoria en materia de género y derechos de las mujeres. “A veces las mujeres nos confundimos y creemos que hay que ser duras para parecer firmes. Son cosas que aprendes con el tiempo y equivocándote”.

Afirma que ha estado muy cerca de mujeres que ejercieron el poder y ha visto la complejidad, las dificultades. Eso la ha formado en sus 50 años de carrera política.

En 1977 fue la primera mujer secretaria general de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de la Confederación Nacional Campesina (CNC), en Tlaxcala, de la que luego sería la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).

Ha estado cerca del campo y la agricultura desde muy joven, a nivel local. Como legisladora ha formado parte de las comisiones de Agricultura, ha sido miembro del consejo directivo de Banrural, es embajadora del Instituto Interamericano para la Agricultura, fue embajadora en Brasil que es la potencia agrícola más importante de América Latina.

Pero también ha estado cerca de perfiles cuestionados por la historia. Fue el brazo político de Luis Echeverría en el sector campesino. Fue subsecretaria de la Reforma Agraria de Miguel de la Madrid. Funcionaria en las administraciones de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo. Como presidenta del PRI en 2009 deslindó de alguna responsabilidad al entonces gobernador de Sonora, Eduardo Bours, en la tragedia de la Guardería ABC, dado que la instancia era administrada por el IMSS a nivel federal.

Recientemente se refirió al exprocurador Jesús Murillo Karam como su amigo, acusado de tortura, desaparición forzada y delitos contra la administración de justicia en el caso Ayotzinapa. Todo esto no quiere decir que Paredes Rangel tenga alguna responsabilidad sobre el comportamiento de sus colegas; sin embargo, está claro que decidió no interponer distancia.

Ha mantenido un silencio elegante en los escándalos de algunos integrantes de su partido. Si bien ella no ha estado nunca involucrada en actos de corrupción, hay miembros del Revolucionario Institucional que sí han sido señalados. ¿No se atreve a señalar a las personas? Dice estar segura de que los ciudadanos mexicanos saben diferenciar a las personas de los partidos, saben analizar las biografías de cada persona, saben valorar las trayectorias de cada persona. Así, pese a que Beatriz Paredes es un rostro contundente del priismo, está convencida de tener valores propios y no ser parte de todo lo que han hecho algunos de sus compañeros: “Los únicos que me pueden dar beneficio de la duda son los electores”.

Gobernó Tlaxcala en 1987, siendo la primera mujer en hacerlo. Pero no todo ha sido logro, en 2012 perdió frente a Miguel Ángel Mancera la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. A pesar de tener 70 años, dice tener absoluta comprensión hacia los jóvenes. Fue como ellos, rebelde, disruptiva y con hambre de independencia.

Afirma que su tema no son las personas: “No veo la vida a partir de la competencia con otros”. Su tema, ya hablando de la candidatura presidencial, es si tienen la capacidad de construir las propuestas que permitan resolver los problemas que tiene México. Si además de tener la capacidad de concebir las propuestas tienen la capacidad de ejecutarlas.

Lo que le duele de México es la inseguridad. Su prioridad radica en restablecer la tranquilidad en el país y que la gente no tenga miedo. Asegura de manera contundente que el papel de las Fuerzas Armadas se debe constreñir a lo que establece la Constitución.

Es ahora o nunca para Beatriz Paredes Rangel. La primera mujer política que rompió techos de cristal y de resistencia machista. Su perfil es el de la disruptiva que ama los colibríes y las orquídeas, que ha dado batallas cruciales por y con las mujeres, que se abrió camino en años donde la política era de puros hombres con los que hasta ahora no entra en confrontación.

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