15 Ago Beatriz Paredes: gran riesgo, una elección de Estado
Ciudad de México. En un texto autobiográfico, Beatriz Paredes Rangel –cuya hoja de vida política es más larga que las arenas del mar– escribió una de sus máximas: “No hay que dar las peleas que no vayas a ganar”.
Hace unos días anunció que buscará ser la candidata a la presidencia de la República por un eventual bloque opositor, pues dice que, haciendo números, “hay probabilidades de victoria”.
La ex lideresa del PRI recibe a La Jornada en su casa al sur de la Ciudad de México con cuadros en armonía con su fama de “dama del folclórico vestir” (Julio Hernández dixit).
En la entrevista, hace honor a su fama de oradora solvente al hablar de su aspiración a la primera magistratura, de los errores de la oposición y las debilidades de Morena.
La ex gobernadora de Tlaxcala –lo fue a los 32 años– soñó con vivir en Brasil, país del que ama la música. Lo consiguió, como embajadora, a partir de diciembre de 2012, luego de haber sido dirigente nacional del tricolor en la época en la que Enrique Peña Nieto construyó su candidatura presidencial.
–¿Encuentra un paralelismo entre Lula-Dilma y Andrés Manuel-Claudia?
–Lo he pensado. Dilma (Rousseff) no era discípula de Lula, era compañera de Lula, y eso hace una enorme diferencia, porque la señora (Claudia) Sheinbaum es una discípula.
–En su texto en Gritos y susurros dice que su máxima es: “No hay que dar las peleas que no vayas a ganar”. ¿Por qué quiere entonces ser candidata?
–Si se constituye un frente amplio opositor, esto va a coadyuvar a que la diversidad de la oposición empiece a trabajar más coordinadamente, para construir una propuesta que resulte aceptable para la mayoría de la sociedad.
Muchos de los comentarios positivos tras su anuncio fueron de personas que destacaron su condición de “política profesional” como principal virtud. Y en esa línea, Paredes plantea que una de sus contribuciones sería elevar el nivel del debate (“que no está en el suelo, ¡ya ni hay piso!”, dice entre risas). “Las campañas políticas no tienen por qué ser un tema de luchadores en la Arena México”.
–En el mismo párrafo del libro que mencioné, dice que siempre ha buscado tener claro el terreno que se pisa y los riesgos que va a enfrentar. ¿Cuáles son ahora?
–El riesgo más grande que todos enfrentan, incluso Morena, es que haya una elección de Estado. Porque si hay comicios con una enorme injerencia del gobierno y uso clientelar de los programas sociales, y si la victoria la tiene el partido en el gobierno, va a ser un triunfo muy cuestionado. Se puede tener una victoria electoral, pero una enorme pérdida en la legitimidad.
–Una elección de Estado, ¿cómo en 1988 o 2006?
–Una elección de Estado como muchas de las que ha habido en México. Recuerde que el señor presidente fue un brillante militante priísta, entonces hay muchas cosas.
–Ya casi es lugar común que la oposición no tiene proyecto.
–La oposición ha estado a la defensiva. Y cuando estás a la defensiva te fijan la agenda. En mi caso, voy a construir agenda con propuestas, a partir de una columna vertebral que yo sugiera, pero armando equipos de profesionales, convocando a los universitarios y profesionistas especializados, y después que haya una construcción compleja, colectiva, cruzándolo con los planteamientos de la ciudadanía.
En ese tenor, pone como ejemplo el tema del agua, “crucial para nuestro país”, y la necesidad de enfrentar una crisis “que está poniendo el riesgo la estabilidad”.
“Hay un conjunto de temas que me llevarían a plantear que hay que pensar a México de otra manera, desde otra mirada.”
Desde esa otra mirada, “de mujer”, sostiene, no se trata de decir que todo está mal, porque “no es cierto”, pero invita a discutir temas como el combate a la pobreza y el camino de las transferencias directas (de subsidios populares), elegido por el gobierno actual. “Tan se ha tomado ese camino que ya se convirtió en un derecho constitucional. Pero las transferencias directas por sí mismas lo que apoyan es la subsistencia. Lo que necesitas es una estrategia que además impulse al desarrollo. No para rechazar lo que se está haciendo, sino para mejorar”.
En temas como la desaparición de fideicomisos y la seguridad pública, ejemplifica, los contrincantes políticos del Poder Ejecutivo federal ha presentado objeciones y propuestas fundadas respecto de los presupuestos municipales y estatales. Sin embargo, “no se ha tenido la habilidad para que tengan resonancia”.
–¿El agravamiento de los problemas del país y una eventual división en Morena, son condiciones sine qua non para una victoria opositora en 2024?
–No. Pero lo cierto es que Morena no ha podido cuajar como partido. Morena es un movimiento que tiene un gran caudillo, y el caudillo no va a estar en la boleta, por el bien de la democracia. En ese sentido, es muy importante que reconozcamos también cuáles son las fisuras que existen en Morena. Desde el título peyorativo de “corcholatas”, los primeros en demeritar a los precandidatos son ellos mismos. Y la decisión de integrar de último momento a una nueva personalidad en el juego.
Paredes afirma que “adelantar la sucesión no ha sido saludable para el gobierno”, porque “tienen a las personas distraídas”. “Tienen responsabilidades fundamentales, pero están en el tema de que ya los metieron en este carrusel infinito”.
–Convierto una respuesta suya en pregunta: ¿qué habrá pasado que incluso partidos históricamente antagónicos se han acercado?
–Que vimos evidentes amenazas a conquistas democráticas. México es un país al que le ha costado mucho evolucionar democráticamente, muchos años, muchos muertos…
“Hay signos preocupantes: un debilitamiento estructural del federalismo, algunas injerencias inimaginables en el Poder Judicial, una convicción de que el Poder Legislativo estorba, esto es terrible… Tenemos que aprender a convivir mayorías con minorías, era lo que nos exigían los que ahora se están portando muy rígidamente. Esta serie de luces de alerta sobre el desarrollo democrático y la presidencia hiperpoderosa, fueron esenciales para que se pudiera dar una alianza entre antagonistas.
–Un juez va contra la ley eléctrica, el INE tumba dos candidatos del presidente, ¿eso no es ejercer su autonomía sin cortapisas?
–¿Sin cortapisas con una campaña casi diaria de desprestigio, eso es sin ninguna cortapisa? Cuando utilizas la tribuna más importante del país para estigmatizar y para descalificar…
En esa línea argumental, habla del caso de Rosario Robles, a quien no se refiere “ni como feminista ni como su amiga”, pero sí expone con ironía: “Uy, qué pulcritud para manejar ese caso, qué cuidado con los principios legales, no ha habido el debido proceso”.
–En un libro por los 80 años del PRI, editado bajo su presidencia, Carlos Salinas de Gortari sostuvo que la derrota del PRI se debió a que abrazó el neoliberalismo. ¿Coincide?
–Coincido en que el modelo neoliberal llegó a su principio de Peter.
–Se cuenta que el día que Enrique Ochoa fue al PRI, ya nombrado su dirigente, lo primero que hizo fue preguntar: “¿Dónde está el auditorio Plutarco Elías Calles?” A propósito de esa escena, le pregunto: ¿qué es un tecnócrata?
–Como dicen las raíces grecolatinas, es un hombre que pone por encima la técnica.
–Usted aspira, Enrique de la Madrid también. ¿Cuándo el relevo generacional en el PRI?
–¿Cuánto duró el presidente Peña Nieto? ¿Cuándo el relevo generacional en la izquierda?
Se recuerda a la política que comenzó su carrera en el sector campesino, que su discurso de toma de posesión duró una hora. Con ese dato evoca: “Enrique González Pedrero, maestro de Andrés Manuel López Obrador, se despachaba piezas oratorias de siete horas”.
–Bueno, cuando llegaron los tecnócratas se acabaron los discursos largos.
–Eran tarjetas.
Y la entrevista, de la que aquí se han puesto extractos, terminó como había iniciado, con una referencia a Brasil: “Ojalá gane Lula la presidencia en la primera vuelta electoral”.